Vacaciones de Navidad: Día 6
Sobre la belleza del caos, la orfandad navideña y las oportunidades
Día 6, 7:37 pm
Hoy desayuné tres veces. No intento justificarme, pero hay un caos muy hermoso en esta casa de vacaciones. Juguetes por todos lados, guantes en pareja y huérfanos, pañales con pises olvidados en un rincón, vasos de chocolatada a medio terminar. También hay niños que lloran durante la noche, propios o ajenos, y eso siempre se traduce en padres con sueño.
Es un desorden muy humano y feliz, exacerbado por el invierno y por la lejanía de nuestras familias, con las que estaríamos pasando las fiestas, de haber ido a la Argentina. Hay llantos esporádicos graves y leves, muchas horas en pijama, la banda sonora de Encanto ("No se habla de Bruno no no no...") y comidas disfuncionales que duran muchas horas.
Y, no sé si será porque ya vimos Mi Pobre Angelito 1 y 2 varias veces, y nos mimetizamos, pero estas vacaciones se parecen mucho a las escenas donde la familia McAllister al fin se encuentra y todos hablan a la vez.
Todo esto para decir que estoy bien. Estamos bien. Fue una Navidad feliz. La distancia, a veces, te da el espacio necesario para disfrutar de cosas nuevas, y para brindar cariño nuevo a personas nuevas y expandir por completo tu mundo.