Día 3, 9:23 am
Ayer fue largo. En vez de mirar cómo prendían el fuego para hacer un asado desde el borde de la pileta, nos dedicamos a empacar las pertenencias de 4 adultos y 5 niños para mudarnos de casa, paseamos por el centro antiguo de Montreal con riesgo de congelamiento y preparamos una cena de Navidad muy aceptable.
El frío de Montreal es inaceptable. Si te sacas los guantes, ves como tus dedos se empiezan a poner blancos de frío. Se te congelan los dedos en tu propia cara! Me sentía Scott. Ni siquiera Shackleton, porque estaba perdiendo la batalla, claramente.
Pero la ciudad es muy linda. À la européen, que es justo lo que pretendían los québécois cuando la hicieron. Esta parte de Canadá lleva el legado francés como bandera (de hecho, su bandera tiene flores de lis) y están muy orgullosos de diferenciarse del resto del país.
Todo está en francés. En el supermercado tuve un momento de explosión cerebral cuando me encontré hablando con tres personas distintas en tres idiomas. Espero haberle embocado con el idioma correcto para cada una. Feliz Navidad, Merry Christmas, Joyeux Noël.
A la tarde llegamos a la nueva casa de vacaciones. Porque si hay algo que le molesta a Mr. Alejo es que le mancillen sus planes de Navidad perfecta en Montreal. Así que se quemó los dedos (y posiblemente las tarjetas de crédito) en la búsqueda de una casa que se adecuara mejor a sus sueños vacacionales y acá estamos. Mejor. Sí! Lo admito.