Room service
No es por alardear pero lo sé todo sobre el room service y las habitaciones de hotel. Viví 8 meses en un hotel en Puebla, México. Mis hijos no lo saben porque pertenece a un tiempo anterior a ellos y cada vez que cuento una anécdota de mis vidas pasadas me escuchan con la ansiosa atención de los niños, amor y una pizca de curiosidad pero piensan que son solo historias, cosas que yo cuento. Matías me hace el honor de enarcar las cejas en un gesto de sorpresa sin compromiso a seguir escuchando y Daniel ni siquiera hace como que escuchó. Unas horas después, tendrá preguntas pero no me da el gusto en el momento.
Pero lo sé todo sobre tarjetas de hotel que se desmagnetizan, el personal de limpieza y sus manías bizarras, el secreto de los mil controles remotos universales, la calefacción que no calefacciona, los horarios reales de la recepción y, por supuesto, sobre el servicio de habitación.
Sé que puede tardar entre 10 minutos y 6 años bisiestos. Sé que las porciones son minúsculas o gigantes, pero nunca normales. Sé que todo llega tibio y no se va nunca más. Así que, para evitar que la habitación huela a Fish&chips hay que sacar la bandeja al pasillo antes de la medianoche y alguien vendrá a recogerla. O no. Pero ya no será tu problema y podrás poner cara de "qué clase de gente deja su bandeja en el piso del pasillo?" como hacen los demás, cuando pases por tu propia habitación.
Sé que hay que comer sobre la cama y que los mejores manteles son las toallas. También sé que aunque se intente la pulcritud al máximo, una vez que el room service entró a la habitación, habrá papas fritas en la alfombrilla del baño y migas en la cama.
Y sé, sobre todo, que suena mucho mejor de lo que es. Pero los niños querían pedir servicio de habitación y M. Alejo estaba en una cena elegante en un convento (así es su vida), de modo que yo era la única y última autoridad gastronómica nocturna. Entonces, pedimos room service. Y comimos nachos con queso y rabas y papas fritas y fiambre québécois, sentados en la cama, mirando la tele. Como corresponde. Un gran final para un gran día. Y un sueño cumplido. Ojalá todos sean así de fáciles.