Road Trip a la Playa
Al salir de Toronto, me encontré con un paisaje muy familiar. Quizás sea porque es verano y todo está vivo. No quedan rastros de la nieve ni del barro de estaciones pasadas. El mundo está hecho de campos verdes y amarillos. Si el paisaje fuera un poco más llano, podría confundirlo con mis llanuras pampeanas, pero el terreno se ondula suavemente.
Solo algunos detalles me recuerdan que estamos en Canadá: los silos de formas incorrectas, las casas demasiado blancas o demasiado rojas, los graneros como los de Smallville. Faltan las vacas por acá. Con lo lindas que quedarían unas cuantas holando-argentinas en medio de este paisaje.
Los fardos son cuadrados. Ya, ni siquiera me acuerdo de qué forma geométrica se suponía que tuvieran los fardos. Tengo el recuerdo de que en Francia, y en Monet, los fardos eran redondos. No sé por qué me preocupa el tema de los fardos. Lo dejo.
Cada tanto, cruzamos pequeños bosques de árboles que no son acacias. Son otros distintos, quiero decir pinos, pero debería comprobarlo antes. Entonces, leo un cartel "Farm raised products market. Oops! You just missed us!" (Mercado de productos criados en granja. Ups! Nos pasaste de largo!). Canadá. Nadie haría un cartel así de amable en España o Francia.
"Este país me recuerda muchísimo a Nueva Zelanda" le digo a M. Alejo. Él coincide. Los pueblitos pintorescos en medio de la nada, los campos verdes, las distancias enormes. Sueno mucho más presuntuosa de lo que me siento. Les pido disculpas. Muchas veces, estos recuerdos parecen venirme desde otras vidas.