M. Alejo y las ardillas
Con 9 meses de embarazo, los niños de vacaciones y los suegros de visita, M.Alejo decidió mudarnos a todos. No es la primera vez que ocurre. En París pasó lo mismo, solo que diferente embarazo y diferentes suegros.
La casa nueva tiene un patio que es mitad pasto artificial, mitad verdadero. Un arreglo de jardinería controvertido. En la mitad orgánica, cuando arrancó el otoño, empezaron a aparecer huecos. El pasto levantado.
Al principio, M.Alejo elevó una plegaria a la fauna de Ontario (algo que hacemos a diario) y arregló el pasto. Como un puzzle natural. Aparecieron más huecos. Muchos más. Una mañana, nuestro patio fue Afganistán. O Ucrania. O Gaza. (Cálmese, señora, es un chiste).
M.Alejo se informó sobre el asunto donde uno se informa de todos los temas que son tan ridículos que le da vergüenza preguntar: internet. Resulta que son las ardillas. Parece que esconden bellotas, o comen insectos, o rebuscan algo debajo del pasto. Incansablemente. Irrespetuosamente.
Entonces, M.Alejo puso el arco de fútbol en la zona predilecta de las ardillas para excavar. Las ardillas excavaron en otra zona. Otro arco de fútbol. Excavaron más allá. Una lona. Excavaron fuera de la lona. Y llegó Halloween, así que a M.Alejo se le ocurrió poner una suerte de espantapájaros pero para ardillas. Puso una lechuza que decoraba los juegos de los niños, un araña que compramos el Halloween pasado y un extraño pez koi que encontramos entre los arbustos. Las ardillas pararon de excavar. El aquelarre de animales exóticos las desorientó.
Pero un domingo de sol, los niños se pusieron a jugar con los espantardillas de M.Alejo. Especialmente con la araña, que tiene un sensor y prende los ojos y salta. Las ardillas se avivaron. Se dieron cuenta que los animales eran inofensivos y, al día siguiente, amanecimos con el jardín como campo minado otra vez.
Entonces, M.Alejo buscó la lona más grande que encontró (que solía tapar la pileta en verano), la extendió por el patio, le sumó todas las sillas del juego de jardín. Y el arco de fútbol. Y un palo que trajo Daniel del parque.
Estamos esperando la represalia de las ardillas. La batalla del Somme no fue nada.