La receta familiar
Tres cosas preparaba mi abuela que a mí me encantaban: tallarines caseros cortados a cuchillo, arenilla (un plato frío de base de puré y con una capa encima de aceitunas, huevo, queso y jamón picados) y la tarta invertida de manzana (que solo hacía para el cumpleaños de mi mamá y algún que otro mío).
Pero ni mi madre ni yo heredamos la práctica de estas recetas. Las recetas en sí deben estar guardadas en un cajón de mi madre, junto con el libro de Blanca Cotta, pero la práctica, la hechura de estas recetas, no nos llegó.
En el caso de la tarta invertida de manzana, la explicación es razonable: las dos padecemos de discapacidad pastelera y, por lo tanto, hace años que dejamos de intentar hacer cosas dulces.
Para los tallarines, la excusa fue que tomaban mucho tiempo, mucho trabajo, que los de la Pasta de Juan son muy ricos y que los del restaurante de la 26 son casi iguales. Pereza gastronómica.
Y respecto a la arenilla, no hay excusa posible. Simplemente, no la hacemos. Vaya a saber uno por qué.
Un día, rodeada de mis amigas españolas en París (quienes cocinaban siempre bien porque tenían la Thermomix), me di cuenta de que mi herencia gastronómica era muy pobre. Mi madre no me había pasado más recetas que la tarta de jamón y queso, y ella misma no cocinaba las cosas que hacía mi abuela. Qué estaba pasando? Quizás, solo fuera nuestra manera de ser mujeres gastronómicamente independientes y nuevas.
Entonces, inventé una receta: la tarta de carne. La llevé a mi reunión de españolas y fue un éxito. Quisieron saber la receta y más: la historia. No había historia, pero hasta yo sabía que parte de su deliciosidad venía de cómo iba a responder a esa pregunta. Así que dije "Es una receta familiar". Y no aclaré que era una receta familiar de mi familia únicamente y que tenía toda la intención de empezar una tradición a partir de mí misma.
Un día seré madre de adultos que cocinen, o hasta abuela de nietos que cocinen, y quizás, si la receta es suficientemente fácil y yo insisto en llamarla una receta familiar, alguien servirá una versión mejorada de mi tarta de carne a su grupo de amigos y se la llamará "una tradición".