El Soccer Fútbol
Matías va a un Soccer Camp por las mañanas. Podría llamarlo "colonia de verano", pero en mi mente está grabada a fuego la conexión entre colonia y pileta. También, podría llamarlo "campamento de fútbol" pero necesito que Mati le diga soccer porque acá el football es otro deporte diferente. Así que, Matías va a un Soccer Camp, no pediré disculpas.
Va con un amiguito de padres argentinos, nacido en México, residencia actual Canadá. Se saludan con efusividad latina cuando se encuentran cada mañana. Uno va a la escuela en inglés y el otro en francés. Entre ellos, hablan en español y a todo volumen durante la pausa del snack. Un profesor les preguntó de dónde eran. Mati respondió "de España, porque nací ahí" y su amigo, siguiendo la misma lógica, respondió que era de México. Inútil intentar recordarles que uno de ellos tenía la camiseta argentina y el otro, la de Boca. Nuestro triste intento de pegarles la nacionalidad que verdaderamente importa en la cancha. "Acaba de morir nuestra tradición" le dije a mi amiga, la otra madre. Y nos reímos juntas, emigradas, mezcladas.
Cuando fui a buscar a Mati hoy, estaban jugando un partido. Vino corriendo, agarró su mochila al voleo y su amigo corrió a saludarlo. Se dieron un abrazo. Mati se despidió diciéndole "Mañana contame si ganamos!". Su amiguito me abrazó también a mí, me miró y me aclaró "Vamos perdiendo ocho a cero".
Traemos optimismo, pasión. Un poco de técnica. Profunda profusión de idiomas. Y la incapacidad natural de responder a una pregunta tan absurda como "de dónde sos".