Dulce Fort Knox
Hablemos de algo que salió bien: el Maple Syrup o jarabe de arce.
Aunque todo el mundo lo asocia a EEUU, el jarabe de arce fue descubierto en territorio canadiense por el pueblo originario de los Algonquin, que utilizaban la sabia de los arces desde antes de que los europeos llegaran. Y Canadá es el responsable del 80% de la producción de jarabe de arce del mundo.
Hay tres tipos de árbol del que se puede extraer el jarabe: el arce negro, el rojo y el arce de azúcar. Para extraerlo, se hacen cortes profundos en la corteza (o agujeros, según el método más moderno) y se deja chorrear el líquido que sale hasta unos barriles. Luego se hierve durante un largo tiempo, tradicionalmente en cabañas de madera llamadas Sugar Shacks, hasta lograr la consistencia correcta.
Los canadienses, el internet y probablemente los entusiastas, lo llaman oro líquido. Y en parte, tienen razón, porque comparte dos características con el oro: es un mercado millonario (se exporta maple syrup por más de 500 millones de dólares al año) y Canadá tiene una reserva oficial de jarabe de Arce. Leyeron bien. Algunos países tienen oro en sus arcas, o petróleo, o lo que sea que guarda nuestra familia real. Canadá tiene maple syrup, para poder cubrir la demanda durante los años de baja producción y también para que no se especule con su precio. En caso de apocalipsis zombie, propongo que nos encontremos en la puerta de la reserva de maple syrup en Quebec.
Para que vean hasta que punto el jarabe de arce es una "big thing" acá, piensen que hubo un famoso robo de hace unos años, al que llamaron teatralmente The Great Canadian Maple Syrup Heist, en el que desaparecieron 3 mil toneladas de jarabe de arce de la reserva de Québec, valuadas en 18 millones de dólares. Pueden verlo en Netflix, es el primer capítulo de la serie Dirty Money.
Y es que el maple syrup representa muy bien a la sociedad canadiense: es dulce, muy versátil y prácticamente salvaje. Te amamos, jarabe de arce.