Dos veces sufrí un caso de cerebro de embarazada en estos días. El primero, cuando fuimos a renovar el pasaporte de Matías y me olvidé mi pasaporte. Todo lo demás lo tenía. Las fotitos, los dólares, los formularios. Faltaba mi identidad. Por suerte, la señora fue amable y me dejó ir y volver de mi casa sin sanciones. Y es por eso que M. Alejo no se divorció de mí y también porque, sin pasaporte, probablemente no le hubieran tramitado el divorcio tampoco.
Disturbed
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Dos veces sufrí un caso de cerebro de embarazada en estos días. El primero, cuando fuimos a renovar el pasaporte de Matías y me olvidé mi pasaporte. Todo lo demás lo tenía. Las fotitos, los dólares, los formularios. Faltaba mi identidad. Por suerte, la señora fue amable y me dejó ir y volver de mi casa sin sanciones. Y es por eso que M. Alejo no se divorció de mí y también porque, sin pasaporte, probablemente no le hubieran tramitado el divorcio tampoco.