Diario de un miércoles de lluvia (parte 2)
Sobre las cajas de cajas, las alitas robadas y los niños sedientos del primer mundo
Qué ilusa fui al pensar que mi miércoles iba a terminar a las 9:20 de la mañana. Mi rato de soledad se pasó entre crónicas, subir y bajar las escaleras y un mensaje de mi profesor de escritura que me respondió que no había entendido nada y estaba haciendo mal el cuento para el viernes. Pero con más amabilidad.
Dani me acompañó mientras abría más cajas en el sótano. Él se dedicó a andar acostado en el skate impactando contra todo.
No encontré los pantalones de los chicos, pero sí una gran bolsa de bufandas, una caja de cajas (que guarda Mr. Alejo por si alguna vez vendemos las cosas tecnológicas que contenían esas cajas) y una colección de objetos marinos que recogí en la playa cuando vivía en Huanchaco, Perú.
15:30 hs. Mati sale de la escuela. Daniel se durmió en el cochecito, lo cual es una suerte porque llueve a cántaros. Yo tengo mi capa, y Mati, un paraguas gigante que abre y cierra porque también es un arma que tira rayos. Los rayos son invisibles, pero la gente que va apuñalando por el camino, no tanto.
17:30 hs. Me conecto a la reunión de la escuela de Mati por zoom. Mr. Alejo está convenientemente subido a un avión. La reunión dura una hora y media. Hay una presentación de PowerPoint que se ve demasiado pequeña en mi teléfono, y una sesión de preguntas de los padres. Una niña parece que salió sedienta de la escuela ayer, la madre le pide a la maestra que le recuerde beber agua. Ahora, la pobre Madame Blandine tendrá que ir dos veces hasta el pozo de agua potable.
19:15 hs. Dani se pegó un cacho de masa verde en el ombligo y no sale. Utilizo la excusa para mandarlos a bañarse. Pijamas. Cena. Pacman. Llega Mr. Alejo. En el camino entre la puerta de entrada y la mesa, logra zamparse una alita de pollo que caza de la bandeja del horno. Más tarde, cuando Mati me pida más pollo, le diré que no hay porque Papá se lo comió (de jodida nomás). Dani le dice "Estoy contento que llegaste!" Mati le dice que se corra porque no puede ver la tele.
Él me pregunta "Pudieron traer el sillón?"
Ah... esa es otra historia. Este día no termina más.