Agradecimientos prestados
Sobre los festejos ajenos, un pavo que puede salir mal y el consumismo pero feliz
Es muy difícil resistirse al espíritu festivo de este lado del mundo. Algunos podrán decir que no es más que consumismo. Comprar la decoración, comprar la comida, comprar una festividad. Pero yo, que soy mucho más buena onda (no hay otra manera de vivir las culturas ajenas), les digo que se trata de festejar. Qué? Algo nuevo, que solo veíamos en las películas. Y festejar, siempre está bien. Nunca faltan las razones.
Sí, compramos la decoración. Ahora nuestra casa está más linda y los chicos, felices. También compramos la comida, y mañana tendré que pasarme seis horas de mi vida, asando un pavo. Así que sí, señora, compramos la festividad ajena, porque los feriados y los festejos son como los idiomas: más es mejor.
Bienvenidos, entonces, al Thanksgiving (o Acción de Gracias) versión Canadá! Que poco tiene en común con su prima americana. Primero, porque la versión canadiense, se celebra el segundo lunes de Octubre (en vez de ser en Noviembre), desde 1879 (puntos por longevidad). Y, segundo, porque esta festividad se trata de agradecer las cosechas y otras bendiciones del año anterior.
Las casas se llenan de calabazas (que, más tarde, se tallarán para Halloween), las puertas lucen roscas de flores naranjas y amarillas, y aparecen enormes pavos en los supermercados.
Mañana festejamos Thanksgiving. Propio (algo tendremos para agradecer), ajeno (después de todo, vivimos en este país); poco importa. Y, siempre que no se me arruine el pavo, confiamos en seguir la tradición familiar argentina de que no falte comida.